Éxito de público en la exposición de esculturas, del artista local, Francisco Bonilla Villalba.
En la misma se pueden contemplar 23 obras de genial artista de nuestra localidad, las obras han sido donadas por sus herederos a este Ayuntamiento. Esculturas de terracota, cera y escayola dan una idea de lo polifacético de este artísta. Estas obras estaran expuestas al publico, de manera continuada, teniendo la sala sus puertas abiertas los fines de semana, y durante los días entre semana se realizaran visitas concertadas y guiadas a todo aquel que quiera disfrutar del arte de nuestro pueblo.
Dentro de la sala se exponen además cuadros de otros artistas locales, como Juan María Vargas, Lourdes Luna y Alfonso Berral Rubio, que generosamente, han querido ceder sus obras para que sean expuestas de forma temporal junto a las de Bonilla.
La Sala Expositiva de Artistas Locales se encuentra en la esquina de la Calle López Ugart con plaza de Doña Juanita.
Breve resumen de la vide de Francisco Bonilla
Francisco Eugenio Bonilla Villalba nació en Fernán Núñez en 1919. Su primer contacto con la arcilla fue en el tejar de Antonio Gallego. Posteriormente trabajó de “folleque” en la fragua de Joaquín Galán, donde toma contacto con el metal y sus posibilidades expresivas. Tras acabar el bachillerato, en 1937 ingresó en la Escuela de Artes y Oficios de Córdoba, de allí se trasladó a Sevilla, para estudiar en la Escuela de “Santa Isabel de Hungría” y después marcharía a Madrid, para proseguir su formación en la Escuela de Bellas Artes de “San Fernando”, donde realiza la especialidad de Escultura. Sus continuos problemas de salud dificultaron enormemente su trabajo profesional.
Desnudos y retratos, animales, sobre el toro de lídia, marcarón una época, tras la cual se centró en la imaginería.
En 1955 realiza su primera y posiblemente la mejor obra de este tipo, la imagen del Santísimo Cristo de la Buena Muerte, de un tremendo patetismo y de dulzura impresionante, tallada en madera y que donó al pueblo de Fernán Núñez. En 1961 realiza por encargo de la cofradía la imagen de Nuestro Padre Jesús Caído, también obra magistral tallada también en madera, con un rostro que transfigura dolor y esperanza, dulzura y comprensión.
Moriría en Madrid en 1979.