10. Las reformas ilustradas y la acción social del VI conde de Fernán Núñez
Carlos José Gutiérrez de los Ríos, VI conde de Fernán Núñez, no solo prestó inestimables servicios a la patria, desde sus altos cargos, sino que jamás descuidó su atención a Fernán Núñez, haciendo cuanto en su mano estuvo por el engrandecimiento del pueblo, siendo uno de sus más ilustres benefactores y llegando a igualar el brillo de su ilustre abuelo, don Francisco de los Ríos.
Reedificó el palacio-fortaleza de Fernán Núñez con arreglo a los planos que él mismo confeccionó y remitió desde Lisboa cuando se hallaba ejerciendo el cargo de Embajador de S.M., edificó –dentro del mismo palacio, con salida al exterior- una hermosa capilla dedicada a Santa Escolástica, en memoria y sufragio de su hermana, doña Escolástica de los Ríos y Rohan, fallecida el 5 de octubre de 1782, fundando en ella en mayo de 1784 una capellanía.
Puso nuevamente en servicio el mesón que fundara su abuelo, dividió en 36 manzanas las 1054 casas de que constaba el pueblo, dando un nombre a cada calle y haciendo numerar dichas casas con artísticos azulejos. En 1777 autorizó la construcción de la fuente llamada de “Los Caños Dorados”.
En 1778 fundó una escuela de niños y otra de niñas, donde se se enseñaba gratuitamente lectura, escritura, cuentas, doctrina cristiana, y particularmente en la de niñas, bordar e hilar el torno, instituyendo un premio anual de 40 y 50 reales, para el niño y la niña más aventajados y otro de carácter trienal. Además, en su tiempo, procediose también al restablecimiento de la Escuela de Cristo, que funcionó en la ermita de la Veracruz.
Restauró igualmente la obra del Santo Hospital y Hospicio de la Caridad, dotando diez nodrizas para criar a los niños que no pudiesen ser atendidos por sus padres, o aquellos que fuesen desamparados, a cuyo efecto mandó poner un torno en dicha casa, para recoger los expósitos.
Fundó asimismo, una dote anual de 2206 reales de vellón, a beneficio de las huérfanas pobres del pueblo para que contrajesen matrimonio, y estableció una limosna diaria de 4 reales para socorrer todos los días a dos pobres impedidos del pueblo.
Continuó la fabricación de paños y sedas iniciada por el III conde, estimuló la plantación de árboles, volvió a desecar las tierras pantanosas de Valdeconejos, plantándolas de olivar e intentó repetidas veces hacer surgir la villa de La Morena, repoblándola con vecinos de Fernán Núñez. Fundó también tres premios anuales, de cien reales cada uno, para el fomento de la agricultura en la localidad.
El 5 de mayo de 1787 se colocó en su presencia la primera piedra del cementerio que se habría de edificar junta a la Ermita de San Sebastián, en el cual se señaló lugar distinguido para los eclesiásticos y se proyectó un panteón para los Señores de la Casa.
Texto extraído de Historia de la villa de Fernán Núñez de Francisco Crespín Cuesta, Cronista Oficial de la villa de Fernán Núñez.