4. Fundación del mayorazgo de Fernán Núñez y de la iglesia Santa Marina.

A partir de la Baja Edad Media los mayorazgos constituyeron el instrumento jurídico que permitieron vincular la propiedad para evitar su transmisión fuera de una determinada línea sucesoria. De este modo, la nobleza podía conservar el poder económico de su linaje y su posición social, ya que el titular podía disponer de la renta, pero no de los bienes, quedando así estos protegidos para las siguientes generaciones.

Los primeros mayorazgos estrictamente considerados aparecieron a finales del siglo XIII, aunque el mayorazgo no alcanzó una gran difusión hasta la década de 1370, como se puede ver en el caso de Fernán Núñez.

Reconquistada Córdoba por los cristianos en 1236, se procedió al repartimiento de sus tierras y donadíos realizado por Fernando III durante su larga estancia en esta ciudad (febrero de 1240 y marzo de 1241). La torre de Fernán Núñez fue a parar a uno de los participantes en la conquista de Córdoba, Fernán Núñez de Aza, motivo por el cual, a partir de entonces, este heredamiento será conocido por el nombre de su primer poseedor. Tras ser propiedad de diferentes particulares, la torre de Fernán Núñez y algunas tierras de Abencález recaerían en la primera mitad del siglo XIV en Martín Alfonso, primer señor de Montemayor, por diferentes vías: herencia, dote y, sobre todo, a través de compras. La primera mención referente al mayorazgo de Fernán Núñez aparece en su segundo testamento, otorgado el 13 de febrero de 1349, en el que fundó un nuevo mayorazgo (tras obtener la autorización de Alfonso XI) a favor de su segundo hijo, Fernando Alfonso, vinculando a este la torre de Fernán Núñez, con todo su heredamiento, el de Abencález y la fortaleza de Aguaxarón.

Finalmente, los heredamientos de Abencález y de Fernán Núñez no recaerían en ninguno de sus seis hijos varones, sino en una de sus hijas, Inés Alfón, quien los llevaría como dote a su matrimonio con don Diego Gutiérrez de los Ríos. Con este enlace la Casa de Montemayor buscaba reforzar lazos familiares y de proximidad geográfica. Don Diego Gutiérrez de los Ríos era alcaide de la Villa de Teba y alférez mayor de Córdoba.

El matrimonio se acordó en 1358, pues el 10 de febrero de ese mismo año, Diego Gutiérrez de los Ríos, firmó una carta de arras comprometiéndose a llevar al matrimonio 20000 maravedíes. Una vez celebrado el enlace, este tomó posesión de los heredamientos de la torre de Fernán Núñez y de Abencález el 19 de enero de 1361 (con una extensión total de 54 yugadas y 7,5 aranzadas y media).
Tras recibir el privilegio del rey, doña Ines Alfón y su marido fundaron el mayorazgo de Fernán Núñez a favor de su primogénito, también llamado don Diego Gutiérrez de los Ríos, ante Pedro García y Guillén Gómez, escribanos públicos de Córdoba, el 31 de mayo del año 1382:

otorgamos que conozemos e ordenamos donación por uso y en nombre de Maiorazgo a uso Diego Gutiérrez nuestro fixo lexítimos que sodes el primero maior fixo de todos los otros nuestros Fixos que deso uno habemos el nuestro Pueblo è heredamiento que nos habemos en el obispado de esta Ciudad que dizen la torre de fernan-núñez con Abencales è con todas las otras tierras que nos habemos, y tenemos que ayuntamos a ello por compras que ende fizimos que seam que oi día habemos e poseemos que han linderos otros dichos Pueblos y heredamiento e tierra que uso damos heredad que dizen Frenil, y la Atalaya que dizen de Don Marcos y el Camino que va a Montemaior, e tierra e heredamiento que dizen Almoclín, é tierra y heredamiento de torre que dizen de Pasqual de Orexa y el Camino que va de Cordoua a la Rambla y heredad de Rodrigo Alfón el macho y heredad que fue de Juan Gonzales de la Torreblanca y heredad que dizen de Maestre Escuela y llanos que dizen maestre Martín e damos uso todo lo que dicho es a voz y a nombre de Mayorazgo con la torre y casas que oy son, y con Montes y Dehesas y tierras y exidos y Prados, e aguas corrientes e non corrientes y molinos y fuentes e pastos e todas las otras cosas que a ello pertenezen y peretenezer debe con sus entradas y con su salidas e con todas sus justicias, e con todos sus derechos.

Tres años después, los primeros señores de Fernán Núñez pidieron licencia al obispo de Córdoba, don Juan Fernández Pantoja, para construir una nueva iglesia en Fernán Núñez y así poder trasladar los ornamentos y los bienes que se encontraban en la iglesia de Abencález. El lunes 13 de febrero de 1385 se presentó la comisión enviada por el obispo y señaló el sitio exacto en el que se tenía que edificar la iglesia, que continuaría estando -como la de Abencález- bajo la advocación de Santa Marina. En la licencia que otorgó el obispo se señalaban las razones para la erección de esta Nueva iglesia:

Sepades que por quanto en la limitación de Auencales deste nuestro Obispado no hai Pueblo alguno nin hai eglesia nin Pila luengos tiempos ha por la despoblación que antiguamente en él obo, et Lugar de la torre de Ferrnad Núñez que es en linde de la dicha limitación de Auencales hai moradores e Pueblo e non hai eglesia onde oyan el Oficio Divinal et las oras canónicas nin onde reciban los Sacramentos de Santa Eglesia, e los uan a oir, e recebir en otras partes, lo qual es mui graue a los dichos vecinos…

Según la tradición, el traslado de la iglesia se debió a que la santa se apareció a una pastora que se encontraba apacentando su ganado en las afueras de Abencalez y le comunicó que los musulmanes tenían la intención de acometer una razia y saquear la población, por lo que debía advertir a los demás vecinos de Abencález para que se refugiaran en la torre de Fernán Núñez, llevando consigo los sagrados vasos y las imágenes. En el lugar donde según la tradición se había aparecido la santa, se erigió una cruz para conmemorar este milagro, conocida popularmente como “La Cruz de los Desamparados.”

Antonio J. Ariza Serrano