3. El poblado musulmán de Abencález.

Todos los datos que poseíamos respecto al dominio árabe sobre la tierra fernannuñense, se reducían a la antigua existencia de una fortaleza llamada de Abencaes, que servía de protección a un arrabal o poblado existente en estos lugares y a una torre nombrada de la Atalaya, que sabemos estuvo situada en algún lugar de los parajes conocidos por La Viña y El Plantonar, sitio donde aún se aprecian restos de fortificaciones y de donde le viene a dichas tierras el nombre de Cortijo de la Atalaya.

Abentojil, para Rafael Castejón y Martínez de Arizala, director entonces de la Real Academia de Córdoba, fue otra torre árabe que se alzó en los arededores de Fernán Núñez (creemos que en el pago de Zorreras o del reducto de Abentoxilla) y al igual que la Atalaya debió depender del feudo en que se convirtió la jurisdicción de Uliat-al-Cambania y de ella tomó su denominación el cercano arroyo.

En torno a Abencaes hay divergencias sobre su emplazamiento. Muchas personas creen que este reducto y su arrabal estuvieron situados en el espacio comprendido entre la ermita del Calvario y la Fuente del Pozuelo. Aunque este terreno fue, efectivamente, parte de la jurisdicción de Abencaes, discrepamos abiertamente de tal opinión porque, buscando vestigios de dicho poblado en el citado lugar, solo hemos encontrado abundancia de tumbas romanas y además creemos que sus restos corresponden a la torre maciza sobre la que se levanta parte del actual palacio ducal. Nuestra creencia es que el arrabal de Abencaes se extendió por la parte vieja de la actual Villa y por los parajes conocidos por Las Erillas y La Juncada, aunque no negamos que algunas viviendas diseminadas pudieran haberse alzado en el paraje del Pozuelo.

En época musulmana, Uliat-al-Cambania cambió su nombre por el de Aben-Casi o Aben-Caes. ¿De dónde procede éste? Se sospechaba que puediera ser el de algún personaje notable que hubiese morado en esta tierra, pero su clara etimología nos lleva a la conclusión de que este nombre pudo haber prevalecido en recuerdo de la raza que vivió sobre nuestras tierras, en honor de aquellos primeros seguidores de Mahoma que llegaron, antes que ningún otro musulmán, a las viejas ruinas de Ulía romana y visigoda; porque el nombre de Aben-Caes, aplicado a este lugar, significa “Tierra de los hijos o descendientes de Casi”.

Conquistada Córdoba en 1236 por las armas del Rey Fernando III el Santo, esta quedaba por el sur expuesta a los continuos ataques de los moros de Aben-Hud, que seguían siendo dueños de las torres y fortalezas de los alrededores. Para conjurar este peligro, el monarca mandó conquistar una amplia faja de la Campiña, ganando para la causa cristiana las fortalezas y lugares de Guadalcázar, Torre de Don Lucas, Torre Albaén, La Rambla, Torres de Abencaes y otros reductos. Esta feliz campaña tuvo lugar entre 1236 y 1237 quedando estos parajes convertidos en zona fronteriza.

Tradicionalmente se admite que Benito de Baños conquistó la Torre de Albaén, Fernán Núñez de Aza la de la Atalaya, Pedro Díaz de Haro una de las de Abencaes y Fernán Núñez de Temes la que desde entonces llevaría su nombre.

Texto extraído de Historia de la villa de Fernán Núñez de Francisco Crespín Cuesta, Cronista Oficial de la villa de Fernán Núñez.