Ermita de San Sebastián

Se sitúa en un lugar elevado del terreno que contornea la Villa y dedicada en el pasado a San Sebastián y a Nuestra Señora de los Remedios, considerados como abogados contra la peste.

La fachada de la Ermita de San Sebastián es de 1680, con motivo de una gran epidemia de peste que causó un número elevado de victimas, se realizó junto a la ermita un enterramiento provisional para dar sepultura a los muertos. Pero es en 1785 cuando otra epidemia de peste sacude la población y estando repletos los enterramientos de la iglesia de Santa Marina y la Caridad, se opta por volver a enterrar a los numerosos muertos en el antiguo enterramiento de la Ermita de San Sebastián.

En 1860 se construye en los terrenos de la Ermita, los cuales estaban constituidos por cuatro azadas de olivar, conocidos como «olivos de San Sebastián», el nuevo cementerio público, quedando en su interior la Ermita (dedicada en su momento a dicho santo junto a la Virgen de los Remedios), la cual fue derribada en el S. XIX, por el estado ruinoso que presentaba, construyéndose una nueva en el mismo lugar que ocupaba la primitiva.

Actualmente, se encuentra custodiada por un imponente Cristo crucificado, obra del escultor local D. Juan Polo. En ella se puede observar en la entrada dos pilones que marcan las obras frustradas de un panteón para la casa ducal.

La Ermita de San Sebastián dio nombre a la calle que a ella se dirigía y al barrio que se extiende a su alrededor, Barrio del monte de la vieja Ermita popularmente conocido como: «Barrio del Monte la Vieja».